Leo en el blog de Manuel Casanova su artículo “La guerra contra el autismo”, texto que recomiendo leer con calma, ya que invita a una profunda reflexión. Aborda algo que a veces puede obviarse cuando hablamos de autismo. Y es que habían, hay, y habrán personas fuertemente afectadas. Dentro de ese gran espectro que va desde personas de grandes capacidades a personas que requieren de apoyo continuado. Y es importante el hecho de que cuando defendemos posturas sobre la calidad de vida de las personas con autismo, de sus derechos, de su dignidad, no olvidemos a esas personas que, a pesar de los muchos esfuerzos que se hagan, siempre van a requerir de un elevado nivel de apoyo.
Continuar leyendo
Es raro como todavía uno puede seguir leyendo títulos como "educación inclusiva defendamos tu derecho", "estrategias para el niño con asperger en el aula”, “hagamos un aula para todos y todas" como si la educación del niño, en una escuela, solo se redujera a un banco dentro del aula.
Esto lo podemos ver en los programas de miles de congresos, en charlas-debate y hasta en la lucha de grupos de padres y madres que tienen un hijo con Trastorno del Espectro Autista (TEA).
Pero, ¿por qué no se habla de los recreos o sobre las clases de educación física? ¿Por qué no se habla, justamente, de los momentos donde hay juego y movimiento? Dos aspectos fundamentales y distintivos de la infancia.
Continuar leyendo
El “Efecto Pigmalión” en el ámbito educativo
Ovidio, en su “metamorfosis”, cuenta la historia de Pigmalión, que “esculpió con arte felizmente admirable una estatua de níveo marfil, dándole una belleza con la que ninguna mujer puede nacer, y llegó a enamorarse de su propia obra”. Llegada la festividad de Venus, el día más celebrado de toda Chipre, cumplido el rito de la ofrenda, se detuvo ante los altares y tímidamente pidió: “Si podéis, dioses, darlo todo, deseo que mi esposa…”, y sin atreverse a decir: “la doncella de marfil”, dijo “igual que la de marfil”. La dorada Venus, que asistía en persona a sus propias fiestas, entendió qué pretendían aquellos ruegos, y le concedió su deseo. La estatua cobró vida, y Pigmalión y la mujer que había creado pudieron casarse.
Continuar leyendo